Superar obstáculos. Ser uno mismo. Mejorar cada día. Abandonar la zona de confort, quebrar barreras. Miles de eslóganes se derivan de estas ideas. No sólo eslóganes publicitarios, que también, sino piezas de una campaña personal diaria: posts de Facebook, tuits, estados de Whatsapp. Vendemos que queremos ser, como dicen los runners, la mejor versión de nosotros mismos y que haríamos cualquier cosa por conseguirlo.
Siempre y cuando ese proceso no implique afrontar una crítica negativa sobre nosotros. Por ahí no pasamos. No las soportamos, incluso tendemos a alejarnos de las personas que las emiten. A esa conclusión han llegado investigadores de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Carolina del Norte. En los entornos de trabajo, un feedback mínimamente negativo, por mucho que se transmita con buena intención, puede torpedear el funcionamiento de un proyecto.
Decir que se aceptan las correcciones y las sugerencias está de moda, uno no puede tragarse el discurso del crecimiento personal si no acepta que hay cosas en uno mismo que deberían mejorar, o sea, que están mal. Pero resulta que esto no es del todo cierto.
Fuente: weforum.org
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